Donald Trump sigue en estado de gracia, luego de sobrevivir a un atentado que ha disparado su popularidad. La jueza federal Aileen M. Cannon, nombrada por Donald Trump, decidió este lunes desestimar y archivar el caso por el que el expresidente estaba acusado por decenas de delitos de retención de secretos y de obstrucción a la justicia por llevarse papeles clasificados cuando dejó la Casa Blanca, a finales de enero de 2021, entre gritos de que hubo fraude y le robaron la victoria.
En una polémica resolución de 93 páginas, la jueza concluye que el nombramiento del fiscal especial, Jack Smith, violó la Constitución porque no había sido nombrado por el presidente (lo hizo el fiscal general) ni confirmado por el Senado.
“Los autores de la Constitución otorgaron al Congreso un papel fundamental en el nombramiento de los funcionarios principales e inferiores. Ese papel no puede ser usurpado por el Poder Ejecutivo ni difuminado en otro lugar, ya sea en este caso o en otro, ya sea en tiempos de mayor necesidad nacional o no”, dice su resolución. La decisión rompe con todos los precedentes anteriores al respecto, que han defendido la validez de los nombramientos de fiscales especiales por parte del Departamento de Justicia sin pasar por el Senado.
Un regalo más para Trump
Después de la sentencia del Tribunal Supremo sobre su inmunidad, que rebaja los casos de Washington y Georgia por interferencia electoral y deja en el aire la condena de Nueva York por el caso Stormy Daniels, este es un regalo más para Trump. El horizonte judicial del expresidente se va despejando paulatinamente, al tiempo que se refuerzan sus posibilidades de volver a la Casa Blanca tras las elecciones presidenciales del 5 de noviembre.
La decisión llega días después de sufrir un intento de asesinato y justo el día que empieza la Convención Nacional Republicana en Milwaukee (Wisconsin), donde se convertirá formalmente en el candidato del partido a la presidencia.